La contestación es tajante: NO. Un sistema es indescifrable hasta que alguien lo descifra y tira para abajo las estadísticas correspondientes. Las claves de 512 bits eran impenetrables hasta que un grupo de aficionados de Internet las quebraron utilizando el tiempo muerto de sus ordenadores. Es importante resaltar que no fue un departamento de superordenadores ultrasecretos de algún gobierno todopoderoso el que rompió la clave, sino personas como nosotros que se bajaron un cliente de Internet. Asimismo, está siempre la cuestión de la seguridad y privacidad de nuestros datos, con las búsquedas, gustos, etc. que los smartphones, tablets y demás dispositivos nos permiten sacar provecho y en el cuál no se está exento de algún inconveniente. En definitiva, la seguridad es un compromiso entre la dificultad para romper una clave, una estrategia o una defensa y el coste de la información que se protege.
Cualquier PC moderno equipado con un microprocesador relativamente potente es susceptible de sufrir los efectos derivados de las nocivas altas temperaturas. Y es que los «micros», especialmente aquellos cuya frecuencia de trabajo es particularmente elevada y, en consecuencia, disipan una gran cantidad de calor, son las víctimas más evidentes del sobrecalentamiento que muchos ordenadores padecen. Las altas temperaturas son realmente perjudiciales para los microprocesadores. El problema más leve que puede aparecer en estos casos se manifiesta en forma de simples bloqueos y errores del sistema operativo ocasionados por fallos de cálculo cuyo origen se encuentra en las altas temperaturas a las que está siendo sometida la die del «micro».