Las redes sociales, ese gran recurso de Internet que nunca pone pausa y que siempre está en vista de todos. Cuanto que han crecido, cuanto que están influyendo en estos últimos tiempos y como a lo largo de los años fueron cambiando nuestro ritmo de vida. Hay que recordar que en sus comienzos sólo se trataba de indagar un poco, buscar tímidamente a alguien (al cual se le había perdido el rastro), realizar alguna que otra amistad, o bien concretar algo más serio y formal. Haciendo un pequeño repaso de los orígenes de las redes sociales, se puede poner como sus inicios a fines de la década de los 90 que era cuando iban asomando los primeras servicios. Concretamente en 1997, por ejemplo, Sixdegrees permitía ya crear un perfil personal, para luego ir agrupando contactos. El 2001 traía a Ryce.com la primera red social especializada. Llegaba el 2002 y con Friendster se tenía el primer sistema inteligente, que era capaz de relacionar a los usuarios según sus gustos. Sin duda, todo un gran acierto. En el mismo año, Fotolog era la primera red social que tenía el objetivo de realizar el intercambio de fotografías.
El enfrentamiento del siglo XX: Kaspárov vs Deep Blue
Desde los años cincuenta, miles de ingenieros, programadores y matemáticos estuvieron diseñando computadoras y todo tipo de software para hallar una aplicación que pudiera superar la imaginación e intuición de un gran maestro de ajedrez. Esta carrera llegó a su meta en 1997, cuando el poderoso ingenio informático de Deep Blue conseguía lo que no había logrado un jugador de carne y hueso: derrotar a Garry Kaspárov —considerado el mejor ajedrecista de todos los tiempos— en un duelo oficial. El proyecto de investigación de IBM que dio lugar a Deep Blue se había puesto en marcha en 1989, paralelamente a la búsqueda de un procesador que pudiera solucionar los problemas matemáticos más complejos, para luego ser trasladados al tablero de ajedrez. Los resultados que obtuvo la empresa estadounidense hicieron temblar las creencias de quienes confiaban en que las capacidades de una máquina nunca podrían superar a las aptitudes humanas.