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Refrigeración y temperatura adecuada en las PC

Cualquier PC moderno equipado con un microprocesador relativamente potente es susceptible de sufrir los efectos derivados de las nocivas altas temperaturas. Y es que los «micros», especialmente aquellos cuya frecuencia de trabajo es particularmente elevada y, en consecuencia, disipan una gran cantidad de calor, son las víctimas más evidentes del sobrecalentamiento que muchos ordenadores padecen.
Las altas temperaturas son realmente perjudiciales para los microprocesadores. El problema más leve que puede aparecer en estos casos se manifiesta en forma de simples bloqueos y errores del sistema operativo ocasionados por fallos de cálculo cuyo origen se encuentra en las altas temperaturas a las que está siendo sometida la die del «micro». No obstante, en el peor de los casos, y si el calor es excesivo, el núcleo del procesador puede llegar literalmente a fundirse. Dotar un PC con un buen sistema de refrigeración siempre es una buena idea, y es la mejor forma de prolongar la vida no sólo del procesador, sino también del resto de componentes. Asimismo, los extremos no son recomendables. Una temperatura excesivamente baja y radicalmente diferente de la que encontramos en el exterior de la caja puede llegar a producir condensación en el interior de ésta. Como es lógico, en estas circunstancias pueden generarse pequeñas gotitas de agua realmente perjudiciales para cualquier componente electrónico, máxime si éstas aparecen entre las patillas que sirven para transportar las señales eléctricas entre la CPU y la placa.

Lo primero que cabe preguntarse es cuál es el efecto real de las altas temperaturas en un PC. Una palabra basta para sintetizar las consecuencias: inestabilidad. Lo primero que apreciará un usuario que pase por estas condiciones adversas es que se producen errores del sistema con relativa frecuencia, materializados en esos temidos pantallazos azules, mensajes de error y «cuelgues» imprevisibles.
Obviamente, el calor ambiental influye de forma decisiva, de manera que cualquier deficiencia en el sistema de refrigeración de un PC se acusa especialmente en la época del año en la que se alcanzan los valores térmicos más altos. Pero, los efectos del sobrecalentamiento no se reducen a este tipo de fallos de software derivados de las circunstancias extremas a las que está siendo sometido el hardware. Prácticamente todos los componentes del equipo, y especialmente el procesador, son susceptibles de sufrir desperfectos al nivel físico siempre que operen en este estado. En efecto, 40º C en el exterior, algo habitual en la estación de verano, y un sistema de refrigeración mal diseñado pueden ser factores críticos que deriven en este tipo de desastres.

En busca de la mejor refrigeración

El calor no sólo es capaz de acortar la vida de un microprocesador, sino que afecta a muchos otros elementos, como el disco duro o el chip gráfico, y es el responsable de una gran parte de la inestabilidad que en muchas ocasiones se atribuye erróneamente al sistema operativo. Y esto es lo mínimo que puede pasar, ya que incluso cabe la posibilidad de que algunos componentes sufran daños físicos como consecuencia de las altas temperaturas.

Los tres factores que determinan el rendimiento o calidad de un sistema disipador-ventilador son, la forma y material del aparato, así como la velocidad que el ventilador es capaz de imprimir a las partículas del aire. La forma del disipador es importante, ya que en función de este factor aumentará o se reducirá la superficie de contacto entre éste y el aire. El material utilizado en la construcción también es vital, pues dependiendo de su termoconductividad se favorecerá en mayor o menor cuantía al fenómeno de conducción. Y, por supuesto, el tipo de ventilador decide asimismo la cantidad de energía cinética presente en el aire que está en contacto con el disipador.
Para asegurar la mejor refrigeración de un procesador se puede recurrir, a una fina lámina metálica que, ubicada entre el procesador y el disipador, asegura un contacto perfecto y evita que el disipador se incline originando la introducción de aire. Asimismo, reparte la presión que ejerce el conjunto disipador-ventilador a lo largo de toda la superficie del «micro» para que ésta no se concentre únicamente en la die. Como es obvio, esta lámina tiene una serie de orificios que permiten que tanto la die como las pequeñas almohadillas que algunos fabricantes de procesadores adhieren a éstas, estén en contacto directo con el disipador. La finalidad de estas almohadillas es la misma que la de la lámina metálica, pero al ser materiales más porosos, su eficacia es menor. Y si nuestras exigencias son máximas, podemos sustituir las fajas del interior del ordenador por otras recubiertas de goma que favorecen sustancialmente la correcta circulación del flujo de aire.

En el interior de un ordenador, el polvo, en caso de acumularse de forma masiva, puede llegar a impedir el correcto giro de los ventiladores con los graves perjuicios que esto entraña. Incluso, podría producirse contactos no deseados entre pistas o cualquier otro dispositivo electrónico susceptible de servir como depósito. Además, es necesario tener en cuenta que los ventiladores de caja y los blowers están diseñados para facilitar el intercambio del aire del interior de la caja con el exterior, lo que acelera el proceso de acumulación de polvo y toda clase de suciedad en las entrañas de la PC. Por tanto, es recomendable abrir periódicamente el ordenador, nunca con una frecuencia inferior al año, y limpiarlo soplando, en su interior o con la ayuda de un pequeño plumero, eso sí, con mucho cuidado si utilizamos este último utensilio.

Circulación del aire

Otro aspecto de esencial importancia que merece la pena cuidar hace referencia a la circulación del aire. Es evidente que el componente más exigente en lo que a refrigeración se refiere es el microprocesador; pero, también es necesario mantener adecuadamente fríos otros elementos vitales, tales como el northbridge de la placa base, el disco duro o el procesador gráfico. Para lograrlo, es indispensable que el aire circule en el interior de la carcasa gracias al impulso generado por una serie de ventiladores de caja colocados en puntos estratégicos. El circuito seguido debe recorrer los «puntos calientes» del ordenador sin encontrarse con barreras que impidan su circulación.
Para mantener los componentes a la temperatura adecuada, no sólo es necesario expulsar el aire caliente gracias a los ventiladores instalados en el panel posterior de la caja y permitir el movimiento del aire utilizando fajas aerodinámicas. También se debe introducir flujo oriundo del exterior dentro del equipo, de forma que su renovación sea continua.
Contar con una buena refrigeración interna de todo el sistema, y no solo del procesador, es extremadamente esencial. Para ellos, es importante colocar distintos ventiladores en lugares estratégicos de la caja. Uno de los más clásicos es el frontal, justo debajo de los discos duros, enfocando todo el flujo de aire directamente hacia las tarjetas y a la parte inferior de la placa base.
Otra de la ubicación más apropiada es la parte trasera de la carcasa. Colocar uno o varios en este emplazamiento no solamente es útil para controlar la temperatura del «micro», sino que tendríamos la oportunidad de establecer un flujo de aire inteligente. Esto es, que el aire frío entre por la parte inferior a través del ventilador frontal, se caliente, se eleve y sea expulsado por los aparatos superiores, así como por la fuente de alimentación. Por tanto, estos productos también pueden ser orientados para extraer aire de la caja, con lo que lograr reducir el «bochorno» general de todo el sistema.
El utilizar un doble ventilador en la fuente de alimentación representa un enorme avance en comparación con utilizar uno sólo, ya qué disipa magistralmente todo el aire encerrado en, la fuente, impidiendo que esta se recaliente, al tiempo que absorbe de manera eficaz el calor alojado dentro del equipo. Crea, en definitiva, un flujo continuo que parte desde el interior de la carcasa hacia el exterior que logra mantener todo notablemente refrigerado, sobre todo, a la propia fuente de alimentación. Puede ser algo más ruidoso al contar con ventiladores de tamaño más pequeño y rápidos.

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En el glosario: DisipaciónEfecto PeltierRefrigeración líquidaRefrigeración termoeléctricaSistema de refrigeraciónTECVentilador.

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